Una de las principales causas de consulta en los centros de
estética, es el tratamiento de las manchas faciales. Diariamente acuden mujeres
preocupadas por el aspecto de su piel, por esas manchas color café oscuro que
una vez, acabada la estación verano se hacen más evidentes y extensas.
El melasma (del griego: mancha negra) es una hiperpigmentación marrón
claro u oscuro, adquirida que aparece en las áreas expuestas del rostro, como
la frente, pómulos y labio superior. Es recurrente y se exacerba con la
exposición al sol, afectando de manera importante la calidad de vida del
paciente.
Su etiopatogenia es inespecífica y multifactorial, se debe a la
hiperfunción de los melanocitos. Los factores asociados son internos y
externos; dentro de los primeros se encuentran: radiación ultravioleta, rayos
infrarrojos, trauma mecánico o fricción. Entre los factores endógenos cabe
mencionar sexo, siendo más frecuente en mujeres con un 90%, edad (entre los 30
y 40 años), color de piel (fototipo III a V), predisposición genética
(mestizaje, prevalencia en raza hispana y asiática), factores hormonales como
el embarazo (50-80% de las mujeres pueden presentar melasma durante este
período), los anticonceptivos orales, padecimientos suprarrenales y tiroideos.
El diagnostico es clínico pero podemos utilizar la luz de Wood
(una lámpara de luz ultravioleta) para observar minuciosamente la piel.
Con respecto al tratamiento para el melasma, primero debemos
comentar cuales son los objetivos principales: Aclarar la intensidad de la
hiperpigmentación, reducir la extensión del área afectada, evitar la
recurrencia y educar al paciente sobre los factores de riesgo y los cuidados
que debe de llevar de forma permanente.
Hay que tener conocimiento que no es un tratamiento rápido ni
sencillo, que se requiere de disciplina, paciencia y un manejo global.
La medida más importante es la fotoprotección utilizando
protectores solares de amplio espectro (UVA/UVB) con un factor de protección
mínimo de 50, en cantidad y horarios adecuados (aplicación cada 4 horas).
Los tratamientos con peeling químicos dan muy buenos resultados.
Consiste en la aplicación de agentes despigmentantes sobre la piel, que
producen una exfoliación controlada de la piel pigmentada. Son base de
combinaciones de ácidos los cuales actúan removiendo el pigmento de las capas
externas de la epidermis. Para lesiones
pequeñas y recientes podemos utilizar el peeling de diamantes,
que ayuda a eliminarlas de forma suave y controlada.
A ese tratamiento lo podemos complementar con sesiones de luz
pulsada intensa, esto se debe gracias a la afinidad de la energía lumínica por
la melanina, lo que hace que esta luz sea absorbida por las lesiones
pigmentarias.
Por último debemos adicionar el tratamiento domiciliario que es
a base de preparados despigmentantes, la aplicación debe ser continua y por
varios meses. Generalmente son a base de Hidroquinona, ácido azelaico, ácido
kójico. En relación a agentes despigmentantes existen una amplia gama, todos
éstos permiten blanquear la piel, muchas veces sólo en forma temporal, siendo
bastante frecuente la reaparición del melasma al poco tiempo de suspender el
tratamiento.
En conclusión, el tratamiento para tratar las manchas debe ser
personalizado, considerando todas las alternativas terapéuticas que existen,
tenemos que comprender que los cuidados son de forma permanente y que los
resultados dependen de varios factores. La mejor época para iniciar son los
meses de otoño e invierno.
Dra. Gladys Chau
SIGLO XXI
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