lunes, 9 de febrero de 2015




















La piel es el órgano más grande del cuerpo, es el que está expuesto a todos los cambios climáticos y cumple numerosas funciones como protección, regulación de la temperatura, secreción y excreción de sustancias, sensibilidad y muchas otras. Es por eso que debemos cuidarla y protegerla.

En la época de verano es cuando la piel es más susceptible a deshidratarse, resecarse; muchas veces empieza a tener un color mate o poca luminosidad. También hay que considerar que conforme pasan los años la piel va perdiendo su capacidad natural para retener agua. Para evitar estos cambios es ideal hacerse un tratamiento de hidratación profunda para devolver a la piel la elasticidad, lozanía y brillo natural que se ha ido perdiendo.

La hidratación corporal es una espléndida experiencia, consiste primero en hacer una exfoliación corporal, con lo cual eliminamos todas las células muertas. La exfoliación se realiza con suaves movimientos ascendentes empezando por los pies, tobillos y las piernas, luego nos vamos a las manos, brazos y hombros. Por último la espalda y torso. Con este paso podemos obtenemos una piel limpia y preparada.

Una vez retirado el exfoliante se empieza a hidratar el cuerpo para ello tenemos una amplia gama de productos que tienen finalidad de hidratar, calmar, refrescar y suavizar la piel. Podemos iniciar con un aceite esencial a base de romero, limón y caléndula con el cual realizamos un drenaje linfático que es ideal para piernas cansadas. Luego aplicamos un envolvente que dejara la piel suave y luminosa.

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